Ortodoncia para niños
La última tecnología para que las sonrisas de los más pequeños crezcan sanas
¿Qué es la ortodoncia interceptiva?
El tratamiento ortodóncico en niños se denomina ortodoncia interceptiva y puede iniciarse a partir de los 6 años. Según la Sociedad Española de Ortodoncia (SEDO) a esa edad es aconsejable realizar una primera revisión, aunque el crecimiento de los dientes parezca normal a simple vista.
A los 6 años empiezan a salir los dientes definitivos – que coincidirán con los dientes temporales – y además aparecen también los primeros molares definitivos, los cuales actúan como guía para la correcta colocación del resto de piezas. También a partir de los 6 años se desarrollan los huesos maxilares.
Una temprana revisión con el ortodoncista permite detectar si la posición y la mordida de los dientes así como el crecimiento de los huesos maxilares, es correcta o si existe algún problema en el desarrollo dental del niño. En el caso de que lo haya, se recomendará empezar un tratamiento de ortodoncia interceptiva.
¿Cómo funciona la ortodoncia interceptiva?
Los aparatos de ortodoncia interceptiva se utilizan principalmente para corregir la mordida cruzada posterior, expandir la arcada dentaria o provocar determinados desplazamientos de los dientes. Durante esta fase de la ortodoncia se utilizan los llamados aparatos de “quitar y poner”, que consisten en unas placas que sostienen la arcada dental mediante ganchos.
Corregir la “mordida cruzada” es primordial para evitar que se produzca un desvío lateral de la mandíbula, con las consecuentes asimetrías y sobrecargas en la articulación temporo-mandibular. Además, la “mordida cruzada” provoca un arco dental comprimido, de manera que los dientes tienen menos espacio disponible y los dientes pueden quedar apiñados al erupcionar.
¿Qué ventajas tiene la ortodoncia interceptiva?
La ventaja de la ortodoncia interceptiva es que aprovecha el crecimiento del niño con el objetivo de eliminar futuros problemas. Además es un tratamiento cómodo, corto – de 5 a 8 meses – y eficaz para que solucione el problema. Si dichos problemas se prolongasen en el tiempo, el caso se complicaría sustancialmente.
Otra de las ventajas es que, hasta los 12 o 13 años, el niño está en fase de crecimiento y podemos guiar los huesos hacia una posición correcta. Pasada esa edad, los tratamientos solo pueden enfocarse a mover los dientes. Por ese motivo es tan importante realizar una revisión anual con el ortodoncista en la edad comprendida entre los 6 y 12 años.